Un 13 de febrero, pero de 2001, El Salvador recuerda el terremoto de 6.6 grados en la escala de Richter que dejó mayores daños en los departamentos de La Paz, Cuscatlán y San Vicente.
El movimiento telúrico ocurrió la mañana del martes a las 8:22 de la mañana, cuando la población salvadoreña fue sorprendida por otro sismo, previo al ocurrido del 13 de enero del mismo año y que dejó cientos de fallecidos la desplomarse talud de tierra en Las Colinas, Santa Tecla, La Libertad.
Ambas tragedias dejaron como saldo 1,259 personas fallecidas más de 3,300 lesionados, 92 soterrados, 275,013 damnificados y 44,750 viviendas destruidas, según datos finales del Sistema Nacional de Protección Civil.
El pánico apoderó a los salvadoreños, entre ellos, niños, jóvenes, adultos y ancianos, que corrían de un lado hacia otro buscando refugio y en busca de sus seres queridos.
Numerosas estructuras fueron derribadas en zonas de los Nonualcos, donde en La Paz, debido a que el epicentro fue en San Pedro Nonualco, con una profundidad de 8 kilómetros, lo que eso causó que la energía que se liberara provocara ondas expansivas, que causaron más impacto en estas zonas.