El telescopio espacial James Webb descubrió su primer exoplaneta, que tiene una masa similar a Saturno. Fue nombrado como TWA 7 b y orbita una estrella joven situada a unos 110 años luz de la Tierra.
Utilizando el Instrumento de Infrarrojo Medio (MIRI) del Webb y una técnica denominada imagen de alto contraste, los científicos lograron eliminar el brillo de la estrella central para identificar una fuente infrarroja débil.
Esta se sitúa a una distancia aproximada de 1,5 segundos de arco de la estrella, lo que equivale a unas 52 unidades astronómicas, una localización que coincide con una región de vacío en uno de los anillos del disco. La señal captada podría ser atribuida a un planeta frío, joven y con una masa estimada de unas 0,3 veces la de Júpiter.
Este hallazgo demuestra que el Webb puede estudiar mundos más parecidos a los del sistema solar, abriendo una nueva etapa en la exploración de exoplanetas.


